El rumbo está despejado. Hace unos días, el plenario nacional del Frente Amplio confirmó la fórmula presidencial Martínez – Villar.
Ahora enfilamos hacia la etapa incisiva de afianzar el programa de gobierno que más ha pensado y hecho por toda la población de nuestro país.
Salto no escapa a esa inconfundible superación que experimenta logros y alcances tan importantes que benefician a tantas familias. Ha pasado la elección interna de los partidos políticos que ha dejado para el análisis distintas interpretaciones.
Lo que quizá escapa a esa lectura electoral, son los números exactos que arroja la confirmación de que la porción frenteamplista se reservó para lo mejor.
Una vez más, aflora la coyuntura de fortalecernos para llegar a octubre con posibilidades reales de continuar por la senda del crecimiento, del fortalecimiento de las empresas públicas, de la igualdad de oportunidades, de la descentralización a todo nivel, de la innovación tecnológica y de la inclusión digital.
Lo que nos debe de motivar es sin dudas el trabajo organizado para ganar las nacionales que están por llegar.
Tenemos con qué hacerlo, disponemos de la riqueza del encuentro con la vecindad, de los entramados laborales, familiares, educativos, de esparcimiento, deportivos, de formación entre otros.
Espacios para recordar lo alcanzado, defender avances, compartir propuestas, de observar cómo estaba el entorno social que nos comprende y cómo se encuentra en nuestros días.
La fuerza política deberá de oxigenarse y cobrar impulso para defender gestión y acercarse más a la gente. Ahí donde siempre se estuvo y quizá de ha descuidado un tanto.
Construir cuesta tiempo, esfuerzo y dinero. Cambiar para mejorar requiere de un proceso de transformaciones profundas, de diálogos provocados en el tiempo, de apoyos logrados sobre las coincidencias.
Todo eso ha hecho el Frente Amplio para tener oportunidades durante los últimos años. Merece por esas razones continuar gobernando para seguir progresando en cada casa y en cada hogar familiar.
De nuestra movida consciente depende que esto no se caiga ni se ponga en riesgo. Los barrios más olvidados aquí en Salto ya se tutean con la dignidad y eso ha sido posible por el imponente apoyo desde el gobierno nacional y por la prolijidad y transparencia administrativa de la actual administración salteña.
Imaginamos horas con todos y cada uno de los sectores de la fuerza política participando y recorriendo barrios y localidades.
Yendo al encuentro de mujeres y hombres para renovar el pacto de apoyo a una forma de concebir la administración de recursos públicos de manera responsable y participativa.
Un modelo de Nación progresista se pone a consideración una vez más, habiendo resuelto la fórmula del inicio. Ahora hay que forjar el triunfo para continuar dando más felicidad y bienestar a la población uruguaya.
En Salto estamos listos para la confrontación de ideas. Listos para andar por todos lados y seguros de que el esfuerzo nos dará la paz de la continuidad.