Sin lugar a duda alguna, una impronta impregna el centro de los recursos. El continuo trajinar de la maquinaria vial de la Intendencia salteña sigue surcando ese entramado de cinco mil kilómetros de caminería que conecta la vida cotidiana de algo más de cuarenta localidades y caseríos que; gracias a esta actividad hemos podido conocer y aprender.
Con una valorable vocación de presencia periódica, se releva, se repasa, se trabaja logrando sostener un programa de mantenimiento de las vías que; lógicamente requieren un sostén decisivo.
Sabido es que en el Departamento íntegro, el traslado de las producciones, de estudiantes, de trabajadores, de docentes, de personal médico y policial, de turistas y de pobladores oriundos; destaca por su decisivo aporte a la construcción de ciudadanía.
Para éste 2018 en curso la meta de la comuna, según expresiones del jefe comunal y su comprometido equipo de Obras aspira a concretar los 1.100 kilómetros de mantenimiento, acondicionamiento y reparación.
Un poco más de lo que significó el plan de ejecución del año anterior. Al tiempo de escribir éstas líneas, tres equipos viales con sus funcionarios vienen trabajando en forma diseminada y simultánea por el municipio de Villa Constitución uno, en una importante región que accede hacia Mataojo otro y, cerca del conurbano, en Nueva Hespérides y Corralito el tercer grupo.
Concretamente, se acondiciona y repasan los veinte kilómetros desde ruta Nº 3 en dirección Este hacia Pueblo Palomas y Saucedo. Una jurisdicción con tránsito pesado desde y hacia las estancias circundantes.
Hacia el kilómetro 124 de la ruta Nº 31 se ingresa por un largo corredor que arriba hasta Masoller. Allí, entre Paso Cementerio, Cerro Chato, Toro Negro y pueblo Quintana desde hace algunos días se desarrollan intensos trabajos de recarga y mantenimiento.
Finalmente, pensando en el cordón hortifrutícola y productores de chacra el personal de Obras continúa desempeñando tareas en zona del Aeropuerto y Corralito, para permitir ganar en firmeza de suelo ante lo que significó un mes de julio de mucha lluvia.
A algo más de tres años de haber asumido el actual equipo de Gobierno local, si algo trascendental merece destaque es la permanente estancia en distintos lugares que conducen y despiden los seis Municipios y la zona no municipalizada de los pueblos del Sur.
Siempre se han podido avizorar equipos de funcionarios con sus maquinarias en esa labor que basa su esencia en la periodicidad. No hay otra manera para con esos canales de tránsito que jamás podrán ser bituminizados y que son acechados por las contingencias climáticas que la labor humana no evita.
Y la colaboración de los Municipios con sus alcaldes y personal ha sido óptima. Siempre intentando coordinar acciones Intendencia – Alcaldías; que redunden en fortaleza a un cronograma de inversiones y resultados esperados.
En esa constancia radica la satisfacción de darlo todo por una porción de habitantes tan de Salto como quienes vivimos en la ciudad. Circunstancia que, la ausencia de vínculos o su lejanía de horizontes, no nos deben apartar de esa función inherente a quienes hoy nos gobiernan: velar y pensar haciendo por todos y todas.
No son dos mundos disociados. La ruralidad y la urbanidad se entrelazan para enriquecerse. Nos necesitamos para prosperar y mejorar.
En eso anda el gobierno departamental y seguirá hacia la expiración del mandato. Destinando recursos propios y genuinos y recibiendo partidas del Fondo de Desarrollo del Interior de la OPP.
Socios en el plan de ejecución y en la coincidencia por velar hacia una mejor calidad de vida de la población. La de acá y la de un poco más lejos. Pero siempre, la de un solo Salto.