Las asechanzas del tiempo terminan, en ocasiones, atrapando a las personas e inmovilizándolas. Hasta parece faltar el aire y la salida no se divisa en ese túnel oscuro de desesperanzas. Cuando esas insidias afectan a toda la comunidad, entonces las consecuencias suelen ser devastadoras.
El jefe comunal hizo público por éstos días de 2018, el anuncio auspiciante del pago de la primera cuota anual de 148 millones de pesos; que el gobierno departamental de Salto debe de comenzar a devolver tras el fondo aportado por el Fideicomiso Daymán que a su vez absorbió los Fideicomisos Salto VII y Arapey.
La primera de quince cuotas que tienen fecha final en el 2032. La primera administración de las cuatro que, en forma consecutiva y sucesiva, deberán de afrontar este compromiso de volver a posicionar a Salto como cumplidor de sus obligaciones.
El actual equipo de gobernanza, empezó a administrar el Departamento dos meses antes de lo previsto. En mayo de 2015, a días de las elecciones para elegir Intendente nuevo, la Intendencia local se había declarado en cesación de pago. Es decir, no había dinero. Y si no hay efectivo, lo que si hay es un lacerante abismo.
Los funcionarios municipales no cobraban sus salarios, las movilizaciones estallaron, se vieron comedores ambulantes en algunas reparticiones de la comuna y sálvese quien pueda.
Después lo conocido. Aquel martes 12 de mayo de 2015 encontró al Intendente Electo, pero sin asumir el cargo aún, acompañado de su equipo económico trasladándose a Montevideo.
Empezaba esa transición que nadie quería desandar. Al menos, en aquella coyuntura. No había néctar ni mieles. Para nada. Salto sumergido en la crisis económica y financiera más grave de toda su historia institucional. Todo un desafío.
El temple y la personalidad de éste equipo de gobierno logró obtener una línea de crédito por mil millones. Con ello, se pagarían a los casi setecientos acreedores de nuestro terruño y del país.
Con cargo de restituir ese dinero prestado, naturalmente. Acá nadie regala nada. Todo es esfuerzo y dedicación, y las credenciales de los predecesores solo invitaban a cerrar las puertas.
Hoy, los 700 proveedores han cobrado sus créditos. Hoy, Salto ordenó su economía doméstica. Hoy, Salto recuperó su grado inversor que viene a ser como el carné de buen pagador.
Hoy, el rubro Cero (presupuesto destinado al pago de salarios y aportes de funcionarios) descendió a casi el 62% del presupuesto global de la Intendencia. Esto es, descendió más de veinte puntos porcentuales con relación al período 2010 a 2015 y hay más oxígeno para invertir un pesito en los servicios básicos.
Desde el Cdor. Invernizzi al profe Chiriff, es dable reconocer el trabajo y la dedicación de un equipo técnico de Hacienda que le buscó la manera de salir de las tinieblas.
De solo pensar que esos casi 150 millones, para el pago de la mega deuda, podrían ser invertidos en más y mejor calidad de vida para nuestro Salto aflora el convencimiento de que solo se pudo ver la luz con el espaldarazo del Gobierno Nacional.
Ya habrá ocasión de discernir en la línea de planificación que desde la economía comunal se ha incorporado éste 2018. Aunque eso será afrontar el presente.
Dr. Álvaro Lima
Baluarte Progresista
Lista 800. FA