Sr. Director: parecería que en este país, nadie quiere trabajar. Me dejó frío la noticia de que al llamado de la Suprema Corte de Justicia, a sus funcionarios a reintegrarse a su labor, tuvo como respuesta un ausentismo récord: faltó el 40% del total de sus funcionarios. Se graficó, que uno de cada tres funcionarios de la Justicia no concurrió a trabajar.
Como era lógico, las autoridades de la SCJ se sorprendieron y preocuparon por esta situación, que afecta al desempeño normal de una actividad tan importante como la de juzgados del orden penal y civil, detenida desde la declaración de la emergencia sanitaria, el 13 de marzo pasado.
Pero, mayor fue mi sorpresa y mi indignación, cuando el sindicato de los funcionarios, se mostró indignado por la forma en que se informó de la irregular conducta. Esgrimieron argumentos válidos, por ejemplo, de que hay mas de 200 funcionarios mayores de 65 años, que por la situación, están exceptuados de trabajar por pertenecer a franja de riesgo. A ello, se sumó, que el 70% del personal judicial es femenino y que la mayoría de ellas, no tienen con quien dejar a sus hijos y por lo tanto, no pueden ir a trabajar…. ¿Antes de la llegada del coronavirus, por esa razón, como se las arreglaban? Lo del principio, parece que lo real es que muchos, simple y llanamente quieren trabajar. Hay demasiados derechos y poca voluntad para cumplir con las obligaciones. En la actividad privada, estas “mimosas” no durarían nada, seguramente, pero “Papa Estado”, aguanta todo.