Mayra Cánepa anunció que “Es una alegría contarle al público acerca de la organización del Primer festival de títeres organizado por ATU-UNIMA (Asociación de Titiriteros del Uruguay-Unión Internacional de la Marioneta), Regional Norte a través de los grupos Títeres Mainoi que se realizará entre el 18 y 20 de octubre de 2019 en Salto y Tacuarembó.
El viernes 18 Títeres Maioni presentará en Salto (en el Centro Cultural Academias Previale) la obra “Todo se transforma”.
Se trata de una obra para niños de todas las edades Y a las 17.30 en el mismo lugar (Lavalleja 48) Periplo Títeres presentará la obra “Por un color” basada en cuento de Susana Olaondo.
Cada espectáculo tiene un costo de $ 50; se deben reservar las entradas al 097313529.
ATU Unima, la lucha por enaltecer el arte de los títeres es interesante como cada generación responde a su momento histórico.
Esta condición ha permitido ir capitalizando el legado de aquellos que nos antecedieron.
Es un camino difícil, ya que el arte titiritero se ha caracterizado en Uruguay por mantenerse principalmente a nivel familiar, estableciendo estrategias de sobrevivencia en soledad, y no existe a día de hoy una escuela o centro de formación profesional con apoyo del estado.
Por lo cual se entiende, a partir de esta carencia, que quien es profesional del arte del títere en nuestras tierras, lo es en la medida de su trayectoria y del cobro por realizar presentaciones, no tanto por su formación.
Tampoco se cuenta durante el año, con una presencia variada de elencos en la cartelera teatral.
La programación de títeres se limita principalmente a las vacaciones de julio, en lo que todos conocen como “la Zafra” del teatro para niños.
Por dos semanas las carteleras teatrales se dedican a la presentación de espectáculos para los infantes, en un promedio de hasta ochenta propuestas, dos o tres a lo mucho son de teatro de títeres.
Ello no significa que los titiriteros no hayan presentado sus propuestas, pues estos lo hacen de forma paralela a la cartelera teatral, pero en clubes, cooperativas y centros culturales, entre otros espacios.
Es poca o casi nula la presentación de espectáculos de títeres para adultos. Toda esta situación presenta la problemática de la generación de públicos, lo que a su vez trae como resultado que las salas teatrales brinden sus espacios con tiempo limitados de presentación, y muy excepcionalmente en los horarios centrales.
En el devenir del tiempo, han existido aquellos que consideran necesario trabajar denodadamente en la búsqueda de la unidad. Desde entonces ha existido una lucha de décadas, donde los personalismos, los egos, las divergencias políticas, se fueron superando hasta que se llegó a la madurez, luego de trece años de dictadura cívico militar. Lo que permitió, en 1986, la creación de la Asociación de Titiriteros del Uruguay (ATU).
Comentan Miguel Cherro y Blanca Laureiro, en su libro Los Títeres en el Uruguay, página 76: “En primer lugar, por ejemplo, casi 30 años antes de la creación de la ATU, fuimos incapaces, como constituyentes deliberativos, de lograr el objetivo principal, que era precisamente constituir una asociación probablemente similar a la que hoy existe”.
Reflexionar es muy importante, pues representa el cambio de opiniones por excelencia, lo que permite discurrir estrategias consensuadas para encarar acciones.
En el caso concreto que comentamos, lo principal fue crear una asociación, más el afán deliberativo, convertido muchas veces en meramente confrontativo, solo nos llevó a estériles diálogos de sordos, que nos impidieron arribar a resultados prácticos visibles, como describe la historia de ATU. En el Festival y Congreso Internacional de Títeres de Guante, realizado en la Ciudad de Piriápolis en 1960, donde estuvieron reunidos los elencos de títeres y titiriteros más representativos del momento, se buscó el crear la Asociación de Titiriteros del Uruguay (ATU).
Así cuenta en actas, sin llegarse a lograr el objetivo propuesto. No contamos con otras referencias en el tiempo que buscaran el mismo objetivo. Es de resaltar la tarea realizada por el Teatro El Galpón, ya que es dentro de la estructura del teatro independiente, quien genera la mejor experiencia en la creación de una Escuela de Formación Titiritera. Esta fue un gran impulso para la creación de nuevos exponentes titiriteros, con alto sentido de profesionalismo.
Esta experiencia se ve trunca a causa del Golpe de Estado del 27 de junio de 1973, al establecerse la Dictadura Cívico Militar.
Se comenzaron a cerrar medios de prensa, y se iniciaron persecuciones y encarcelamientos.
Todo tipo de reunión estaba prohibido, al extremo de no poder estar cuatro personas reunidas en la calle, pues era motivo de detención policial.
En este período fue común que la Policía estuviera infiltrada en todo acto o espacio público, más las conocidas “Razzias”, que cargaban en ómnibus del trasporte público a todo aquel que la Policía considerara sospechoso.
En 1976 por decreto del gobierno de facto, se decreta el cierre de la Institución teatral El Galpón y se produce el exilio de sus integrantes.
A su vez son encarcelados compañeros titiriteros como Marta Laporta y Gustavo Sosa Zerpa “Policho”. Irma Abirad, después de ser detenida pasa al exilio, como cientos de artistas.
Esta situación creó un vacío generacional. Toda una nueva descendencia titiritera queda sin contacto con los referentes del pasado reciente; coyuntura que obligó a los nuevos titiriteros a crear agrupaciones conformadas de manera diferente a sus predecesores.
En ese periodo existió un enemigo común, lo cual permitió un cambio de paradigma.