La realidad embelesa nuestras retinas a cada mirada que destinamos, si prestamos atención. Ocurre casi sin darnos cuenta y es grata la sensación de atracción irresistible que ello provoca.
El resumen de lo actuado hasta estos días por el gobierno de Salto, se engrosa con las realizaciones, mejoras, acondicionamiento y recuperación de los inmuebles propiedad de la Intendencia.
Un patrimonio de la ciudadanía sobre el cual se han vertido los ingresos producto de la recaudación sostenida y las aportaciones del gobierno nacional.
El hábitat laboral es muy importante para ir generando esa pertenencia funcional que suele atravesar sobresaltos cíclicos y que necesita de un influjo para renovar energías.
Para la actual administración, no solamente el funcionariado ha sido permanentemente escuchado y atendido en sus peticiones sino también esa geografía para desempeñar la tarea en óptimas condiciones.
El orden y la prolijidad programática lo han permitido, aún sin disponer del presupuesto quinquenal departamental propio. Un derecho esquivo a un jefe comunal que lo que hizo fue, actuar al amparo de la Constitución y las leyes ante hechos presuntamente delictivos. Pero eso es harina de otro costal.
Por cierto que los obstáculos se sortean si la voluntad de ir hacia adelante no se doblega. Y en eso anda su equipo de trabajo. Todos los días desde sus comienzos.
Compartimos algunos ejemplos. El Teatro Larrañaga, tempo cultural y del patrimonio histórico, viene siendo acondicionado. Desde su fachada se trabaja en recuperación de su estructura y ribetes.
En interiores, se observan trabajos en zona de los camarines para dotarlos de mayor comodidad y modernizarlos para beneficio de artistas locales y provenientes de distintos puntos del país. Sabemos de la colaboración de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande a todas luces muy valorada.
Otros edificios precedieron en ésta vocación de mejorarlo todo. En Gramon, se construyeron vestuarios a nuevo con salón multiuso para funcionarios y se instalaron las confortables oficinas administrativas.
En el área de Recolección y Barrido, en calles 19 de Abril y Zorrilla, se arreglaron los techos íntegramente, la fachada fue reparada ya que padecía un aspecto ruinoso, se montó un taller de mecánica ligera y se mejoró el hormigonado del piso.
En sede de la División Ómnibus de calle Gutiérrez Ruíz, se construyó una nueva oficina de atención al público, más confortable y cómoda.
Se reparó el hormigón a nuevo de la playa de maniobras. Atendiendo las sugerencias de quienes se desempeñan en el sector, se resolvió la instalación de dos talleres necesarios que han descongestionado Servicios Públicos y optimizando la gestión.
Uno de herrería y otro de reparación y recambio de elásticos; piezas del ensamblado de los coches con mucha demanda, permitiendo una mejor fiscalización y ahorro de gastos.
En el área de Servicios Públicos, de calles Blanes y Uruguay, se instaló un taller de gomería provista de nuevas herramientas para el trabajo pesado, adquiridas por el equipo de gobernanza ordenando la capacidad locativa.
Las oficinas centrales han sido atendidas ante impostergables mejoras edilicias que ya se hacían notar por la falta de mantenimiento de varios años.
Esa misma mirada del comienzo atrae la satisfacción de saber que se ha hecho por el ambiente de trabajo, mucho más allá de lo imaginable y anhelando estar mejor.