La propuesta fue de buen recibo. Asomaron las ansias de brindarse un poco más allá, de de lo que traza la rutina semanal.
Una inmensidad de calles va mostrando ese dibujo que hace a la escenografía de una ciudad muy extensa y comienza a agitarse con intervenciones de mantenimiento y reparación.
La Intendencia salteña ha comenzado una labor sabatina dedicada al bacheo de nuestras calles, señalada en distintos epicentros neurálgicos.
Ello es debido al estado de las vías circulatorias y atendiendo a la intensidad del tráfico de vehículos así como acceso a servicios sociales primordiales.
El despliegue reparador abordó barrio Baltasar Brum buscando plasmar un presente activo.
Ese rectángulo delimitado por calle Diego Lamas al sur, Avda. Paraguay al norte, calles Amorim al este y Atahualpa al oeste corrió el diagnóstico a un costado para ir eliminando pozos que se diseminaban en varios tramos del pavimento.
Será una constante y una costumbre urbana la del último día de la semana. Varias zonas de la ciudad, amanecerán con un cismo a la tranquilidad de casi siempre.
El jefe comunal ya lo había adelantado, cuando obtuvo la aprobación de parte de los funcionarios de la comuna para trabajar cruzando el límite de la semana regular.
Había expresado levantando su mirada de la mesa de operaciones, muy temprano en el Gramon esa mañana de sábado…”producto de la planificación 2019, priorizaremos el trabajo de obras en calles”…
El movimiento vial es incesante, acaso como nunca dejó de serlo desde que asumió el actual gobierno de Salto. Aunque uno nota otro ímpetu y un renovado tiempo de querer esmerarse.
Nos explicaban desde el departamento de Obras que el material que se viene utilizando en el bacheo, con miras de eliminar pozos, es el aplicado en las rutas nacionales.
Materia prima de calidad para aspirar a encontrar un buen trabajo una vez finalizado.
Los barrios Palomar y Talleres han seguido a la nueva costumbre asimilada. Se viene bacheando para no eludir el compromiso con la población.
Entendemos la preocupación y cierta ansiedad por resolver dificultades de parte de las familias. Y observamos, además, esa vivacidad funcional por ser contestes dándolo todo.
Aún los días sábados. Aún, cuando se podría estar disfrutando del descanso semanal. Aún, pese a las diferencias que despuntan el ser parte integral de un grupo humano.
La propuesta fue bien aceptada. Es que la dirección del esfuerzo común apresó la mano de la sintonía para producir el mejor de los beneficios: el bienestar de la comunidad.
Una moda alcanza los primeros pasos de 2019. Simple y consciente. Alegre y efectiva. Se pusieron de acuerdo y lo hicieron sin miramientos.
En Salto, en el séptimo día no se descansará. Asistimos a una bandera que ha vuelto la vida más simple y el vuelo de esas mañanas; más placentero.