Es un buen comienzo. Disponerse en voluntad y ánimo, afrontar de esa manera decidida la tamaña empresa en la que suele erigirse la reparación de calles y avenidas de la ciudad.
Esa misma postura posa su mirada en los muy transitados caminos que surcan la ruralidad salteña, abrazando vínculos humanos en el centro de los recursos y, recientemente, con experiencias de intervención urbana a la que nos referiremos más adelante.
Cuando una gestión despierta hacia un nuevo amanecer, como viene ocurriendo con el gobierno de Salto desde el área de Obras, va produciendo esos frutos que arroja una planificación metódica y efectiva.
Casi una decena de cuadrillas de obreros y funcionarios municipales están forjando una mejor ciudadanía en distintos cónclaves de maquinaria y brazos mancomunados que cualquier persona puede apreciar con constancia y esmero.
Van haciendo reparaciones o mejoras, acá o allá. Lo hacen cada día y todos los días desde que se empezó en serio en aquel paralizado julio de 2015. Como siempre debe de ser, para quienes gobiernan con recursos públicos, en interés general y por el tiempo que marca la Constitución y las leyes.
Del ostracismo al reverdecer de estos tiempos se llega con dedicación y plan con acciones bajo el brazo. No hay otra.
Y cuando la población ve lo que se hace y cuánto se hace, por todos lados y a toda hora eleva los niveles de exigencia pues sabe que éste es el momento de desplazar a la resignación que todo lo había ganado.
Quizá también, porque ha recobrado la esperanza perdida en la neblina que no deja ver a dónde se va y cómo.
La actual administración ha asumido esa presión de ser exigida a fondo, convive con ella y trata de no defraudar. Y eso es algo que merece un significativo reconocimiento.
Sabemos que así ocurre, sabe el jefe comunal y su equipo del profundo deterioro de las vías de circulación vehicular que aún mantienen la preocupación. Basta con recorrer y estar, en hablar con quienes habitan los barrios.
Hoy, hay carpeta asfáltica en varios lados, hay riego bituminoso, hay mantenimiento periódico de la caminería rural con colaboración de los Municipios; hoy hay construcción de puentes, de rotondas.
En éste período gubernamental local, se trabaja la reparación de calles con hormigón; en un suceso histórico y que traerá la durabilidad por décadas.
Hoy, hay apoyo del Fondo de desarrollo del interior de la (OPP), hay participación de empresas constructoras privadas. Se afianzan vínculos, como ocurre cuando el proceder organizado trae la confiabilidad.
Todo esto lo genera Salto hoy día y lo plasma en múltiples convenios. La comunidad participa de la superación y eso es digno de vindicación.
Acaba de suscribirse un acuerdo entre la Intendencia de Salto y la Fundación Salto Grande donde se procurará construir canalizadores de reducción de velocidad en aquellos cruces con índices altos de siniestralidad.
Estupenda iniciativa con componente de socialización y sensibilización intrínsecas. No es hacer por hacer, es hacer para prevenir cuidando a salteñas y salteños. Es hacerlo con actitud.